Posteado por: Andrés | julio 29, 2010

Cosas que pasan, oiga

La verdad es que, llegados a este punto, la página en blanco, uno nunca sabe por dónde empezar.

Se ha hablado mucho esta semana de los toros, el maltrato animal, el ejercicio democrático, la dignidad. Se ha hablado demasiado. Llevamos hablando de tonterías mucho tiempo, pero el nivel de las mismas llega a niveles insospechados desde que terminó el mundial de fútbol, con el resultado que todos conocemos. Que sí, que vale. Que somos los mejores y tal. Pero debería haberse acabado.

Hemos, sin embargo, caído en el ridículo de que nuestros políticos incluyan ahora con mayor frecuencia que nunca las referencias futbolísticas en sus apariciones públicas. Ya no es suficiente con que Leire Pajín o Soraya Saenz de Santamaria (o Pepe Blanco, o cualquier otro; gracias a LOL hace mucho que no se oye a ese tal Pujalte) nos recuerden que el otro siempre lo hace mal y que ellos son la salvación del país. Ahora habrá que aguantar referencias futboleras hasta que volvamos a palmar en octavos de lo que sea.

Y la historia se ha repetido con otros deportes, como el ciclismo (victoria de Contador en el Tour y recepción oficial en Moncloa) y se repetirá si ganamos el mundial de baloncesto o el de motociclismo o el de mascar chapas de Mahou. Lo que sea con tal de que se nos olvide la triste vida que llevamos.

Esta es la estrategia del Gobierno de Zapatero, pero sería la estrategia del Gobierno de Rajoy, porque no tendrían otra (incluso en un hipotético caso, sería la estrategia del Gobierno de Lara o del de Díez, para qué engañarnos). Y no mola. Nos están llamando idiotas a la cara y aunque algunos lo son, los demás nos sentimos ofendidos de que nos metan en el mismo saco. «Únete a nosotros, entonces» dirán. Pues no. Dignidad, señores, dignidad. Cosa que falta, y mucho.

En otro orden de cosas, pero también en relación con el tema, creo que un Estado es la suma de sus ciudadanos y vice versa. El Estado no puede existir sin los ciudadanos y estos necesitan del Estado para organizarse, gobernarse, etc. Como a la escala en que nos movemos es enorme (46,030,109 de españolitos), el conjunto de los ciudadanos elige a un Parlamento y un Senado (juas) el primero de los cuales nombra un Presidente y este un Gobierno y tal. Del pueblo que los ha elegido, que es el Estado, reciben sus poderes  y la responsabilidad de usarlos con justicia y conciencia.

Se podría decir que nuestros representantes son una imagen de lo que somos nosotros como personas individuales y como pueblo.

Pues bien, somos un pueblo de indecisos, damos una imagen de andar perdidos entre la niebla, con momentos (los menos) de lucidez, incapaces de afrontar los problemas si no es de costado y como un asunto secundario, escudando nuestra conciencia en eventos destinados a la distracción de la masa. Y también somos unos aprovechados, unos carroñeros sin ningún tipo de escrúpulo moral para dejar atrás el lastre político que supone la memoria reciente, las personas incómodas y las actividades ilegales, sobre todo cuando nuestro objetivo es coronar la pirámide alimentaria. Eso es lo que somos como españoles porque eso es lo que son nuestros representantes.

Y nada más tengo que decir al respecto de las tonterías que se hablan sobre si toros-sí, toros-no. Por cierto, mi opinión es que toros-no, pero decidamos entre todos, por favor.


Respuestas

  1. Repito: ¡Que alegría leer que hayas vuelto! Grande, muy grande.
    Y toros no, claro que no, pero mierdas de por medio.

  2. Por cierto, enlazar el blog de Leire Pajín es un crimen de lesa humanidad. Que lo sepas.

  3. Pues te jodes, que este es mi blog y me lo follo como quiero. 😀


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