Es lamentable comprobar cómo llegan las consecuencias de la mayoría absoluta reformista de Mariano-Mariano a nuestras orillas ciudadanas, como restos de un naufragio tras una tormenta que ninguno de nosotros hemos visto o presenciado.
Empezamos con una reforma de los calendarios festivos, que a nadie sorprendió, porque era algo que ya se había escuchado con anterioridad y que (incluso) nos parecía justo o razonable. Luego nos la colaron con la reforma laboral, aplaudida y jaleada por la patronal. Aquí me voy a detener un segundo porque quiero recordar que el Mariano y compañía dieron un plazo de tiempo concreto a sindicatos y patronal para llegar a un acuerdo en puntos clave sobre la mesa de los agentes sociales. Y hay que recordar también que ambos agentes dijeron que se habían puesto de acuerdo en muchas cosas, no en todo, pero sí en lo suficiente como para evitar que el gobierno impusiera cualquier reforma.
Populi dixit